miércoles, 18 de mayo de 2016

Creo un cuento a partir de una música

Indudablemente, la música juega un papel muy importante en nuestra vida. Todo a nuestro alrededor está envuelto en música, o en su defecto, en sonidos. Los sonidos son parte de la vida, y como tal, es necesario que el alumnado aprenda a apreciarlos y a interpretarlos. En este sentido, podemos afirmar que existen distintos tipos de sonidos o músicas que están estereotipados, es decir, que los relacionamos inconscientemente con un tipo de emoción o sentimiento determinado. Una música puede ser alegre, triste, tenebrosa... y todo ello depende de diversos factores: instrumentos que se utilicen, ritmo y tempo de la pieza, altura de los sonidos (si son graves o agudos), etc. 

Para explorar las ideas previas del alumnado, se les recibió con una canción alegre constituida por la música proveniente de un ukelele. Todos entraron a clase bailando y con energía. Cuando se les preguntó qué habían sentido al escuchar dicha música, respondieron de forma unánime: alegría. Así, se mostraron varios ejemplos de músicas que denotaban sentimientos dispares, y se les preguntó qué habían sentido. Dichas músicas fueron las siguientes:

Tristeza

Lucha

Misterio

Miedo


Así, los niños y niñas debatieron sobre los distintos tipos de música que existen y las sensaciones que emanan de los mismos. Llegaron a la conclusión de la música condiciona nuestro estado de ánimo o nuestro modo de ver las cosas. Por ello, dependiendo de cómo nos encontremos elegimos escuchar un tipo de música determinado. En este sentido, si escuchamos una música triste lo que nos imaginamos es triste, y al igual pasaría si escuchamos una canción alegre. Tomando esto como partida, se propuso la realización de un cuento a través de una música, la cual reunía sonidos varios: tristes, alegres, suspense, etc. 

Dicha canción se corresponde con la Sinfonía del Nuevo Mundo, de Dvorak:

Se utilizaron los dos primeros minutos, ya que estamos ante una composición de cuarenta, y aprovechar el tiempo en el aula es vital. Cabe destacar, que la atención de los alumnos se dispersa a partir de los 4-5 minutos si están concentrados en una única cuestión. Por ello, se considera oportuno que la duración máxima de nuestra canción sea unos 2-3 minutos. 

Dicha sinfonía (00:00 - 01:50) se reprodujo tantas veces como el alumnado consideró pertinente para la realización de su cuento. Finalmente, aquellos que quisieron, leyeron su creación con dicha música de fondo. Por ello, fue muy importante que supieran controlar el ritmo, el tempo y los tonos de voz (cuándo alzar la voz, en qué momento guardar silencio para mantener el suspense, etc.). 

Para guiar las producciones del alumnado, la maestra-tutora y yo realizamos un ejemplo cada una de cuento orientado a dicha música. Así, cuando los niños y niñas escucharon nuestros cuentos, no tuvieron problemas para realizar el suyo, e interpretarlo exitosamente de acuerdo a la música propuesta.

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